109 Ana Paredes Marín en las herramientas de gestión, la construcción de espacios deliberativos, mayores dosis de negociación y consenso en los procesos, mayor y mejor comunicación, entre otros. No existe un único modelo para dar respuesta a estas demandas de la gobernanza, sino que cada nivel de gobierno, tipo de problemas a resolver, demandas sociales, servicios prestar, etc., requerirán sus propios diseños (Prats, 2005). Es por ello que el fortalecimiento de la gobernanza del riesgo de desastres para la prevención, mitigación, preparación, respuesta, recuperación y rehabilitación es necesario ya que fomenta la colaboración y las alianzas entre mecanismos e instituciones en la aplicación de los instrumentos pertinentes para la reducción del riesgo de desastres y el desarrollo sostenible (Marco de Sendai, 2015, p. 17). Uno de los autores claves en la temática, Allan Lavell, explica que, en realidad, de lo que se debe hablar es de la "Gestión de la Reducción del Riesgo", y que dicha gestión debe ser considerada en su base "como un componente intrínseco y esencial de la gestión del desarrollo y del desarrollo territorial y ambiental (2002, p. 2). En el año 2000 se pone en funcionamiento la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD) en el marco de Naciones Unidas, instituyendo un nuevo impulso para la reducción de los factores que provocan riesgo a fin de garantizar la sustentabilidad de los procesos de desarrollo. Por su parte, el Marco de Acción de Hyogo del 2005 establece los principios generales para implementar la reducción del riesgo de desastres, a la vez que a partir de una revisión de Hyogo se adopta el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres entre 2015 y 2030 para la planificación del desarrollo y de los diversos sectores como forma de avanzar a la resiliencia. Esto pone de relieve la importancia que tiene la Gestión del Riesgo de Desastres (GRD) en el marco del universo de los cambios climáticos, comprendiendo que abordar la gestión del riesgo es una responsabilidad de los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad internacional, recordando que las personas constituyen el centro del desarrollo. Incorporar la GRD en la planificación del desarrollo, equivale a tener en cuenta las dimensiones que le otorgarán sostenibilidad en el largo plazo a ese proceso. La gestión del riesgo contempla una serie de fases o contenidos que los actores sociales deberían considerar en su aplicación: la toma de conciencia, la sensibilización y la educación sobre el riesgo, el análisis
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