133 Marlene Castillo, Romulo Torres, Mary Nelys de Almeida y Adriano Luis Hahn siliencia ecológica y socio-cultural continental. Con el bosque húmedo tropical más grande del planeta, con un área de alrededor de 6 millones de km2 (área original), equivalente al 35% del continente sudamericano y al 45% del total de los países donde se ubica, albergando una alta biodiversidad (ecosistemas y especies de reinos biológicos diferentes y muchas de ellas exclusivas) y una alta diversidad cultural en tanto viven 410 grupos indígenas, de los cuales 82 en aislamiento voluntario (RAISG, 2020). Requiere pues un cuidado particular por su enorme importancia biocultural para la vida humana y no humana en el planeta; pero también por su importancia clave bioclimática. Desde fines del siglo pasado un núcleo de científicos ha estudiado el rol bioclimático del bosque amazónico (Nobre, 2014): su rol en el proceso de generación y distribución del mayor volumen de lluvias en el continente, con alcance hasta la cordillera andina. Ese rol se soporta en la extensión/densidad/volumen de la masa forestal, porque depende principalmente de la evapotranspiración de los aproximadamente 5.5 millones de km2 de bosque tropical húmedo, que produce los aglomerados de nubes que son transportados por los vientos tierra adentro, que se condensan en el camino mediante núcleos de gases emitidos por el bosque, así como en contacto con las laderas de los andes, generando las lluvias que les beneficia. Lo grave de la situación actual es que en su conjunto la Amazonía ha sufrido una pérdida neta de casi el 10% de su vegetación natural en sólo 37 años (1985-2022), de acuerdo con los resultados de la plataforma experta Mapbiomas Amazonia Site; pero, la magnitud varía de un país a otro, tal es el caso de Brasil que tiene la mayor extensión amazónica, la pérdida llega al 19%. La alerta científica calcula que si este 10% de pérdida sube entre 20% a 25%, se produciría el punto de inflexión o punto de no retorno, impactos irreversibles que afectarían su rol bioclimático y finalmente convertirían el bosque en una sábana. Escenarios que podrían configurarse de continuar la tasa de deforestación y de degradación actual, exacerbada por los efectos locales y regionales del cambio climático en curso tales como altas temperaturas y sequía extrema, la pérdida del caudal de los grandes ríos de la cuenca amazónica a causa de la pérdida del 46% del hielo de los glaciares. Por lo que estaríamos ante un escenario de alto riesgo ecológico – la pérdida de la formación natural del bosque tropical húmedo amazónico – y de
RkJQdWJsaXNoZXIy MjEzNzYz