93 Valentina Campos Cabral, Lelia Imhof, Karen Eckhardt Rovalino y Meyatzin Velasco Santiago 2012). Según la investigación del Banco Mundial no existe un solo mercado de carbono que tenga un solo tipo de contrato o sistema de compra entre compradores y vendedores. En el ámbito de las negociaciones entre gobiernos, la asimetría, hace difícil que se logren acuerdos equitativos. Se presenta el dilema de la acción colectiva, lo que conduce a que estos países desarrollados gocen de los beneficios sin tener que afrontar ningún costo. Los mercados de carbono son cuestionados como un mecanismo efectivo contra el cambio climático, en virtud de que posponen la reducción permanente de emisiones o la adopción de cambios estructurales, cambios de comportamiento de las industrias, por la falsa salida e impresión que genera una compensación desde la compra de créditos de carbono cuyo supuesto es que los que contaminan pueden seguirlo haciendo, en tanto paguen a otro que asuma su daño. El mecanismo no reduce ninguna emisión (Gilbertson & Reyes, 2012). De hecho, Global Witness (2022) los menciona como una amenaza para las personas defensoras de la tierra, el medio ambiente, los derechos de la tierra y el mundo natural, en virtud de que lo que para el Norte global son sumideros de carbono, para el Sur global son territorios de pueblos indígenas y campesinos, tradicionalmente habitados, construidos y significados, de forma que se les asocia con abusos graves contra los derechos humanos. En línea similar, la Reducción de las emisiones por deforestación y degradación de bosques (REDD) es un mecanismo de mitigación ante el cambio climático, que promueve la conservación de las reservas de carbono a nivel mundial. Forma parte de los mercados voluntarios de carbono, cuya unidad de transacción son los créditos de Reducciones de Emisiones Voluntarias (VER). Para este crédito no existe un estándar internacional, su validación se realiza a través de un grupo variados de estándares (Méndez & Perugache, 2012). Los fondos para la implementación de iniciativas REDD han sido impulsados por el Banco Mundial, por ejemplo, el Fondo Biocarbono creado en el 2004, el Fondo Cooperativo para el Carbono de los bosques, y el programa de Inversión Forestal (2009). Por otro lado, las Naciones Unidas (2013) promueven el programa UN-REDD que financia programas de REED en 51 países de América Latina, África y Asia-Pacifico.
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