79 José Laurindo de Souza Netto, Antonio Evangelista de Souza Netto y Flavia Jeanne Ferrari estén protegidas y tengan acceso a recursos y servicios esenciales, protegiendo sus derechos fundamentales, especialmente en eventos extremos (Mantelli, 2018). Así, Mattedi (2017, p 266) contribuye al alcance social de los desastres, afirmando que “la gravedad de los desastres naturales casi siempre depende de quiénes son los individuos, la posición que ocupan en la sociedad y el tipo de sociedad” (Mattedi, 2017, p. 266). Es importante recordar en este punto la definición de vulnerabilidad, como “una condición resultante de factores o procesos físicos, sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad de una comunidad a los impactos de una amenaza” (Licco, 2013, p 28). Con mayor profundidad, Licco (2013) analiza la vulnerabilidad de una comunidad ante los desastres a partir de algunos factores humanos, a saber: la pobreza; educación; gobernancia; tecnología; edad y género. Para el autor, la pobreza dificulta la capacidad de hacer frente a eventos extremos y acceder a recursos como vivienda, infraestructura adecuada, seguros y asistencia médica, etc. La educación permite acceder al conocimiento sobre cómo evitar y reducir los impactos, aunque no todos son capaces de procesar adecuadamente la información, lo que provoca mayores daños en los desastres. La gobernanza se trata de promover políticas y estructuras administrativas para reducir las vulnerabilidades y apoyar los esfuerzos de educación, concientización y desarrollo económico. La tecnología, por otro lado, juega un papel relevante en la predicción, apoyo y recuperación de desastres, vinculándose a la riqueza, la educación y la gobernabilidad. Las personas como los niños y los ancianos son más vulnerables debido a la falta de fuerza física, educación y orientación en situaciones peligrosas, mientras que el descuido de la edad compromete los esfuerzos de socorro. Finalmente, las mujeres enfrentan una mayor vulnerabilidad en los desastres debido a los recursos limitados, la marginación política y las responsabilidades familiares (Licoo, 2013). A la vista de este breve análisis, es evidente que la vulnerabilidad a los desastres no puede resolverse de manera unidimensional, ya que no tiene un origen único Mattedi (2017, p 181) es enfático en reforzar que la vulnerabilidad es un escenario socialmente
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